En contra del espíritu de muerte

Dios bendito y poderoso, creador del cielo y de la tierra, creador de todo cuanto existe. Todo fue hecho por El y para El. Todo subsiste por la palabra de su poder.

Los cielos son los cielos de Jehová; y ha dado la tierra a los hijos de los hombres. No alabarán los muertos a Jehová, ni cuantos descienden al silencio; pero nosotros bendeciremos a Jehová desde ahora y para siempre. Todo lo que respira alabe al Señor. Tú has creado todo y deseas que tengamos larga vida, que tengamos salud, que nuestra alma prospere. Tus deseos son siempre de bien y de bondad para con tu creación toda.

Hoy clamamos a Ti, Dios Todopoderoso para que en tu misericordia y bondad, hagas derramar sobre los habitantes de Guatemala, un espíritu de arrepentimiento y de tal convicción de pecado que temor de Jehová venga sobre todos nosotros. Que comprendamos que ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!

Señor, que temamos tu Palabra y tu Presencia. Sacúdenos con tu Presencia, que tu Espíritu nos redarguya de pecado, de justicia y de juicio. Oh hombre, que es lo que Jehová pide, sino hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.

Perdónanos Señor, porque hemos faltado a tu deseo sobre la justicia, la misericordia y la humillación. Perdónanos por la falta de temor a tus mandamientos que provoca violencia y muerte. Hemos pecado y nosotros mismos hemos abierto la puerta a la violencia y a la iniquidad, hemos permitido con nuestras acciones y la falta de ellas, que el enemigo entre a robar la paz y la seguridad. El vallado ha sido roto, al ser rebeldes y contumaces, hemos aportillado el muro que nos defendía.

Señor, la muerte ha cobrado lo que hemos sembrado. Hemos sembrado vientos y estamos cosechando tempestades y reconocemos que hemos traído mal y derecho al devorador al no haber respondido a tu llamado, al no habernos levantado como tus hijos siendo la luz y la sal para esta nación, siendo testimonio vivo de tu gracia y amor y por tanto le hemos permitido al enemigo que mate y robe en forma violenta, vidas de nuestros hermanos y hermanas guatemaltecas en el territorio nacional. ¿Qué podemos hacer ante todo esto? ¿Cómo podemos detener la ola de violencia y muerte que insensatamente hemos permitido y provocado con nuestro actuar, pecado e ingratitud hacia ti?

Señor, ten piedad y permite que los que por tu Sangre somos llamados justos y que sobre aquellos sobre los cuales hay temor de Dios y ofrenda de sacrificio a favor de otros, podamos despertar y levantarnos con autoridad, venir a interceder y a clamar de tu misericordia y nos paremos en la brecha a favor de la tierra para que no sea destruida, ni destruidos sus habitantes.

Señor, enviamos a tus ángeles guerreros para que detengan a los espíritus de muerte y violencia sobre el territorio nacional DE GUATEMALA. Perdónados y cubiertos con la Sangre del Cordero, esgrimimos nuestro testimonio para vencer al enemigo y para que se cumpla tu promesa en Apocalipsis cuando dices que hemos vencido al enemigo por la Sangre del Cordero y por nuestro testimonio. Hoy ponemos un alto a la violencia y a la muerte. Hoy le decimos al jinete del caballo negro que aquí está la iglesia del Señor Jesucristo para levantar bandera a favor de la nación y para no permitir más que la espada del que viene a robar, matar y destruir cobre más víctimas.

Aun cuando hayamos dado lugar al enemigo en nuestra nación y que un Decreto de muerte de parte del enemigo se manifieste sobre nosotros, nos escudamos en la Victoria de Cristo en la Cruz del Calvario cuando venció al enemigo y le despojó públicamente triunfando sobre él y clavando en la cruz el Acta de Decretos que nos era contraria, hoy declaramos que nos libró de la muerte espiritual y fiel es El para librarnos hoy también de todo espíritu de muerte, de la muerte violenta de los guatemaltecos y de toda asechanza del diablo. Declaramos que nos levantamos con autoridad y no cedemos nuestro lugar de Victoria sobre nuestros enemigos, porque Grande es Nuestro Dios EL TODOPODEROSO.

Te pedimos que caiga la venda de los ojos, que podamos verte a ti, que temamos con temor reverente tu Palabra, que tu fuego purificador venga sobre nosotros y nos forje y nos pula y nos temple para ser de testimonio de tu presencia en todo lugar y para vencer en esa forma, al enemigo de nuestra alma. Señor Jesús, tú eres el único que tiene en su mano la llave de la muerte y del Hades. Perdónanos, te pedimos, para quitarle al enemigo el poder dado por nosotros mismos a través de nuestro pecado y duro corazón y al quitarle ese poder en tu Nombre, podamos decir que solamente Tú eres Dios y que solamente a ti buscaremos, adoraremos y serviremos.

A ti sea la gloria, el imperio, el poder, la alabanza, por los siglos de los siglos. Amén.

(Salmo 115:16-18; Salmo 24:1;1 de Juan 2; Jeremías 29:11; Hebreos 10:31; Miqueas 6:8; Apocalipsis 1:18)