Decretamos la magnificencia de Dios
Hoy nos fortalecemos en el Señor y en el poder de Su fuerza. Nos vestimos con toda la armadura de Dios para poder estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por lo tanto, tomamos toda la armadura de Dios para que podamos resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estamos firmes, ceñidos nuestros lomos con la verdad, la verdad es Nuestro Señor Jesucristo, Él es la Verdad y la Vida; nos vestimos con la coraza de justicia, sobre toda cosa guardada, guardamos nuestro corazón porque de él mana la vida y calzados nuestros pies con el apresto del evangelio de la paz; cuán hermosos son los pies de los que llevan las buenas nuevas sobre los montes.
Sobre todo, tomamos el escudo de la fe, con que podamos apagar todos los dardos de fuego del maligno. Tomamos el yelmo de la salvación; Tú, Señor, guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera porque en ti ha confiado. Y la espada del Espíritu que es más cortante que toda espada de dos filos, que es la Palabra de Dios; oramos en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, siendo los encargados de dar a conocer la multiforme sabiduría de la Palabra de Dios, a los principados y a las potestades desde los lugares celestiales donde estamos sentados juntamente con Cristo Jesús, velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.
Señor, Dios Todopoderoso, te agradecemos por haber enviado a tu Hijo Jesucristo a rescatarnos con Su preciosa Sangre. Fuimos perdonados porque sin derramamiento de sangre, no hay perdón o remisión de pecados. Hoy aplicamos la Sangre de Cristo sobre nosotros, sobre nuestra familia, sobre nuestra casa, sobre nuestra Iglesia, y sobre nuestra amada nación Guatemala y todos sus habitantes, porque ciertamente Tú quieres que todos sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.
Estamos firmes, con la armadura de Dios y hemos aplicado con fe, la Preciosa Sangre de Cristo. Ponemos la Palabra de Dios en nuestra boca y declaramos:
Hoy nos humillamos delante de ti y te pedimos perdón por nuestros pecados y los de los habitantes de esta nación, por no haber obedecido a tus mandamientos, aún sabiendo lo que pide Jehová de nosotros: solamente hacer justicia y amar misericordia, y humillarnos ante nuestro Dios.
“De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos.” Jeremías 32:27 dice: “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿Habrá algo que sea difícil para mí?” “Señor, Dios Todopoderoso, nada es imposible para ti; tuya es, oh, Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh, Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; y en tu mano está la fuerza y el poder; y en tu mano el hacer grande
y el dar poder a todos.” (1 Crónicas 29:11-12).
Gracias Dios nuestro por la supereminente grandeza de tu poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de tu fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a tu diestra en los lugares celestiales, sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometiste todas las cosas bajo los pies de Cristo y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia, a nosotros, que somos el cuerpo de Cristo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. ¡¡Aleluya!! Y porque nos has dado Tu Nombre y Tu Autoridad para hollar serpientes y escorpiones y toda fuerza del enemigo y nada nos dañará, hoy arrancamos, destruimos, arruinamos, derribamos y confundimos toda obra de hechicería, brujería, conjuro, maldiciones, amarres, magia blanca, magia negra, toda dedicación a ídolos incluyendo machimón y mamón, adivinación, sortilegio, sacrificio de sangre inocente contra las autoridades establecidas por la ley en nuestra nación y contra los habitantes de Guatemala. Declaramos: Sea roto el báculo de los dioses que no hicieron los cielos y la tierra, toda idolatría, brebajes, ataduras, vendas mágicas y deseos de muerte súbita y repentina (espíritu de Amán).
En su lugar, edificamos y plantamos el fruto del Espíritu de Dios con sus nueve manifestaciones en nuestra nación y sus habitantes: Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Atamos y echamos fuera de nuestra tierra todo espíritu de idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias; los molemos como el lodo de la calle y los echamos fuera para siempre en el Nombre de Jesús y desatamos de acuerdo a Mateo 18:18, temor de Dios sobre toda la nación y sus habitantes.
Declaramos sin fruto y sin efecto toda planta que no plantó nuestro Padre Celestial y hablamos el cuidado de Dios y Su protección para toda su creación. Envíanos a los ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecuten Su Palabra, obedeciendo a la voz de Su precepto en las regiones celestes, atando – como la Iglesia lo ha declarado – al hombre fuerte sobre los espíritus malignos mencionados.
Mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo. Gracias Señor, por la protección divina, gracias por la Sangre de Cristo que habla mejor que la de Abel. Gracias por el resguardo de contención de lenguas. Tú, Señor, eres nuestro Refugio, nuestra Fortaleza, quien nos ha puesto en un Tabernáculo y ninguna arma que se levante contra nosotros prosperará. Unos confían en caballos, más nosotros del nombre de Jehová, nuestro Dios, tendremos memoria.
Porque no abandonará Jehová a su pueblo, ni desamparará su heredad, sino que el juicio será vuelto a la justicia, y en pos de ella irán todos los rectos de corazón. ¡Que corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo!
Tú eres Jehová-Shalom, nuestra paz. ¡Salva, oh Jehová, salva a Guatemala; que el Rey nos responda el día en que le invocamos! Amén.
¡JESÚS ES SEÑOR DE GUATEMALA!
(Ef.6:10-18; He.9:22; 1Ti.2:3-5; Ef.3:10; Sal.24:1-2; Jer.32:27; 1Cr.29:11-12; Ef.1:19-23; Lc.10:19; Jer.1:10; Mt. 18:18; Gá.5:19-23; Sal.18:42; Mi.6:8; Sal.103:20; Sal.94:14-15; Am.5:24; Sal.20:7)